Las tuberías sobrevaluadas que serían utilizadas en el acueducto de Samaná no sólo representan otro golpe para la industria local, sino un escándalo digno de investigarse.
Con una industria en capacidad de suplir los materiales la importación de por sí constituye un atentado contra la inversión nacional y el empleo. Y que para colmo sean sobrevaluados es peor todavía.
Los informes dan cuenta de que las tuberías que serían importadas por la firma brasileña Odebrecht para el acueducto de Samaná tienen una sobrevaluación de 50 millones de pesos.
La compañía habría presupuestado 100 millones de pesos por la importación de 200 kilómetros de las tuberías. Pero esa misma cantidad puede adquirirse en el mercado interno a un costo de 50 millones de pesos.
Si como se asegura el Gobierno ya dio el visto bueno a la operación no tiene más que reconsiderarlo. La transacción, que ha generado un amplio malestar, no sólo plantea otro escándalo de corrupción, sino que deja muy mal parada la industria nacional.
En casos en que el suministro de los materiales estaba atado al financiamiento del país de origen lo que se hacía en el pasado era importar sólo la materia prima para que el productor local procesara la manufactura.
Esa puede ser una de las opciones para evitar otro desagradable escándalo y salvar a la industria local de una peligrosa estocada, que implicaría la supresión de cientos de empleos. El caso merece resolverse.
Odebrecht, que ejecuta otros proyectos, como la construcción de la presa de Palomina, ha confrontado problemas en Ecuador.
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