Pese a la mejora de la estabilidad macroeconómica y el crecimiento que registran los países centroamericanos, las tasas de pobreza son muy superiores a la media latinoamericana, advirtieron este jueves responsables del FMI, que abogan por resolver los escollos que impiden que ese crecimiento se traduzca en prosperidad.
Según el jefe de la División de América Central del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Desruelle, en contra de lo que ha ocurrido en otras regiones emergentes en las que el crecimiento económico ha contribuido a reducir la pobreza, en la región centroamericana las tasas de pobreza se sitúan en el 45%, con excepción de Costa Rica, con el 20%.
Con crecimiento del PIB promedio del 5% en 2005 y del 6% en 2006 en la región, sólo Costa Rica, Panamá y República Dominicana han logrado incrementar los niveles del PIB per cápita por encima de los que había en la década de 1970, aseguró en la presentación del informe "América Central: Crecimiento económico e integración", de la institución.
A juicio de los economistas del FMI, la transformación del crecimiento económico en bienestar social dependerá "en gran medida" de la capacidad de los países en poner en práctica reformas que eleven la productividad.
A ello contribuirá decisivamente la mejora de la "calidad de las instituciones".
Si dicha calidad fuera como la que tienen las instituciones en Chile, podría contribuir al crecimiento en tres puntos porcentuales de países como Guatemala, Honduras o Nicaragua, o del 0,5% en Costa Rica y contribuiría a mejorar la productividad y los beneficios tangibles que se prevén con el TLC con Estados Unidos y el futuro acuerdo de asociación con la Unión Europea.
El presidente del Banco Central de Costa Rica, Francisco de Paula, aseguró que para reducir la pobreza hay que generar oportunidades de empleo.
Y eso pasa por el fortalecimiento del capital humano, una mayor especialización de la producción, una mezcla de inversión pública-privada y aumentar la recaudación fiscal "lo que también da tranquilidad para manejar la deuda externa", dijo.
Y es precisamente la deuda externa una de las vulnerabilidades de la región, junto con la deuda pública, según Alfred Schipke, representante del FMI en la región centroamericana.
Con excepción de Costa Rica, los países centroamericanos han contraído buena parte de la deuda en moneda extranjera, lo que constituye una de las mayores vulnerabilidades de la región.
No obstante, cada país presenta sus propias características. En Honduras y Nicaragua, el principal problema es la limitada diversificación de la base de acreedores; en Guatemala y Panamá, la alta volatilidad del ingreso fiscal; Costa Rica y República Dominicana presentan niveles relativamente altos de deuda a corto plazo y El Salvador está particularmente expuesto a los movimientos de las tasas de interés.
En el caso de la deuda pública, Schipke recomienda que se desarrollen "mercados de capital", para lo que se requiere "una clara visión y voluntad política a los niveles más altos".
EL FMI también recomienda que se reformen los sistemas de pensiones -que sólo cubren al 20% de la población, con excepción de Costa Rica (50%)- aumentando las contribuciones y la edad de jubilación y reduciendo las prestaciones.
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