Por Juan Guiliani Cury Muchos dominicanos quizás no se ha dado cuenta que a partir del 1 de enero del nuevo año habrá una nueva economía. Partiendo de la tesis que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica, mejor conocido como (DR CAFTA), entraría reglamentariamente en vigor el 1 de enero de 2007, la economía dominicana entra en una nueva etapa de desarrollo y cambios institucionales. Con este paso el país deja atrás la visión aislacionista y proteccionista en la que se han desenvuelto sus entes y unidades productivas. El nuevo esquema de comercio conlleva ser parte de un área con un intercambio comercial de aproximadamente 33 mil millones de dólares y de un producto bruto combinado de cerca 92 mil millones de dólares bajo una población de aproximadamente 42 millones. La economía dominicana entra al DR CAFTA en unas condiciones relativamente ventajosas debido al fuerte crecimiento que ha sostenido en los últimos dos años. Ningún país Centroamericano ha alcanzado niveles promedio de crecimiento tan altos como lo de la economía dominicanos en estos últimos dos años. En el país se construyen importantes obras de infraestructuras en carreteras, acueductos, presas, metro capitalino, vía rápidas y otras. Importantes inversiones en el sector del turismo están desarrollándose. Recientemente, un grupo de inversionistas venezolanos inició la construcción de un hotel de marca internacional para hombres de negocios en una de las más céntricas avenidas de la ciudad capital como augurio al nuevo rumbo de la economía. En la segunda ciudad del país Santiago de los Caballeros, otro grupo de inversionistas extranjeros y nacionales construirán otros dos nuevos hoteles de características similares. Una de las áreas que, sin embargo, sufre de recurrentes problemas es el sector de la energía. El país necesita definir las reglas de juego en el sector eléctrico. Los continuos cambios contractuales desfavorecen el clima de negocio e inversiones. Se necesitan reglas transparentes para que la nación resuelva este enojoso problema. Tener un sistema eléctrico eficiente y confiable es vital para impulsar el desarrollo. Pero transitar sostenidamente por el camino del desarrollo conlleva también efectuar ajustes estructurales necesarios. La rectificación fiscal que diseña el Gobierno, busca fundamentalmente consolidar la estabilidad económica y el tipo de cambio. Un entorno macroeconómico fuerte asegura el crecimiento sostenido de la economía. El desajuste fiscal heredado requiere de la adopción de medidas complementarias por el lado de la administración fiscal y tributaria que fortalezcan y vigoricen el entorno macroeconómico. El hecho de ingresar el país al DR CAFTA, significa que el país transitoriamente pierda de algunos ingresos fiscales por la vía del comercio exterior. Para que haya estabilidad y confianza es necesario un robustecimiento de la política fiscal. Si queremos desarrollo, necesitamos estabilidad, y ese objetivo sólo es posible con unas finanzas públicas sanas y vigorosas. De ahí el costo del ajuste fiscal. Volver al Directorio:
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