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Será comprensible la estrategia oficial de crear un escenario que sutilmente cargaba al fmi la responsabilidad de la rectificación impositiva, tan sutil que el mismo fondo monetario internacional no la objetaba
Por Claudia Fernández Lerebours
-DE EL CARIBE, MATUTINO DOMINICANO-
El Gobierno hizo pública su necesidad de aumentar los impuestos en un marco que propició confusión entre gran parte del pueblo, incluyendo periodistas y comunicadores, sobre cual era el verdadero rol del Fondo Monetario Internacional (FMI) en esa cuestión.
Recordemos que el anuncio de que era necesaria una “rectificación” tributaria fue hecho por el secretario técnico de la Presidencia tras una reunión en Washington con el presidente del FMI.
Temístocles Montás dijo que el Gobierno precisaba unos RD$20 mil millones más para 2007, como forma de lograr un superávit que garantizara el pago de la deuda pública y el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica.
Si bien Montás dijo que se había solicitado al FMI que ayudara a explicar al país la necesidad de los nuevos impuestos, nunca dijo que la propuesta fiscal era una exigencia de dicho organismo financiero internacional.
Luego se produjo aquí una reunión a la que asistió el sector empresarial, periodistas y otros sectores de la vida nacional durante la cual el FMI explicó por qué la necesidad de que el Gobierno obtuviera más dinero y a esos fines introdujera otra reforma fiscal.
Todo eso contribuyó a alimentar en el público la idea de que la reforma era una condición del FMI para mantener su apoyo financiero al país.
La idea tomó cuerpo y el Gobierno no se preocupó en desmontarla, toda vez que era esa su estrategia tratando de minimizar el impacto político inherente a la tercera reforma impositiva de la presente administración del PLD.
Mientras el Gobierno no hacía nada por desmentir la supuesta exigencia fondomonetarista detrás de la llamada rectificación fiscal, unas declaraciones del secretario de Finanzas, Vicente Bengoa, diciendo que la reforma fue “a punta de pistola” por el FMI, insinuaban que ya el Gobierno no se conformaba con haber creado sutilmente la percepción, sino que se atrevía a afirmar categóricamente algo que sabía era falso.
Como consecuencia, Bengoa, en rueda de prensa con la presencia del representante residente del FMI, negó haber dicho eso y aclaró sobre el papel del FMI en la cuestión de la deuda.
Tal y como aclaró Bengoa, el FMI no ha impuesto la reforma fiscal, eso no es parte de su papel que más bien se limita a advertir que el Gobierno debe agenciarse fondos para lograr un superávit fiscal que le permita cubrir las necesidades locales y compromisos internacionales sin poner en riesgo la macroeconomía, siendo bien conocidos por el pueblo dominicano los efectos de los déficit públicos: corrida de la tasa de cambio, inflación, fuga de capitales, mayor endeudamiento.
Era comprensible la estrategia oficial de crear un escenario que sutilmente cargaba al FMI la responsabilidad de la rectificación impositiva, tan sutil que el mismo FMI no la objetaba.
Lo inadmisible era empero, una declaración como la de Bengoa, citado por el diario vespertino El Nacional, causando un gran revuelo la semana pasada.
La situación fue oportuna, no obstante, para que un funcionario público aclarara de una vez por todas que la nueva reforma fiscal es responsabilidad única y exclusiva del Gobierno.
Claudia Fernández es periodista
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