Sunday, January 14, 2007

Crédito solidario, catapulta para la economía informal


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La pobreza es uno de los látigos de la sociedad en desarrollo que afecta a cientos de miles de personas. Salir de esa condición en muchas ocasiones se logra con un brazo financiero que se tienda.

El informe del 2005 del Banco Mundial sobre pobreza en la República Dominicana establece que 2.5 millones de dominicanos están atrapados por esta condición.

En el plano privado las organizaciones no gubernamentales ejecutan proyectos y programas en los que imvolucran grupos de la población en la generación de acciones económicas con lo que se busca incidir en una mejoría de sus niveles de vida. Una de esas iniciativas es el crédito sin garantía a gente pobre, para que tengan la posibilidad de iniciar actividades y salir de la pobreza a través de su trabajo.

Aunque en el país no existen instituciones reguladas o bancos que utilicen esta metodología, pero si hay ONGs que la utilizan una de ellas es Mujeres en Desarrollo (Mude). La método para cada institución suele ser diferente, adecuada a la política interna de cada entidad.

Actualmente hay más de 100 mil demandantes de microcreditos en el país y sólo el 20% es beneficiado debido a que su política no aplica en todas las zonas, ya que van dirigidos a las más deprimida del país por la limitante del préstamo.

Los beneficios
El 20% de esos beneficiarios pertenecen al Banco de Ahorro y Crédito (Adopem). En ese grupo están Altagracia Geraldo de los Santos y su esposo José Ramón Germosén (Chamón), quienes operan un negocio fuera de lo común desde 1985: compran y venden periódicos viejos. Sus clientes no son bibliotecas, ni investigadores, ni lectores que quieren actualizarse con las noticias que no tuvieron tiempo de leer el mismo día en que aparecieron publicadas. Los venden por quintal a buhoneros que los usan como relleno en los zapatos que ponen a la venta en sus negocios ambulantes.

También a comerciantes, vendedores de lechosas, productores de tomates y talleres de pintura de vehículos. El quintal de periódicos lo venden a RD$200, además compran los desperdicios que las empresas de periódicos no utilizan como (plancha y papel). Chamón compra la libra de periódicos a las empresas entre RD$80.00 y RD$100.00, en ocasiones el precio de compra le varía. Pero este negocio tiene su historia. Esta pareja ha logrado ampliar sus ambiciones de “empresarios independientes” a través de préstamos en el Banco de Ahorro y Crédito Adopem. Lo que le ha permitido crecer, tienen sucursales en el sector Cristo Rey y en la calle Aníbal Espinosa Antigua Central, además de un depósito en el sector Las Cañitas.

Adopem cuenta con 65 mil clientes de los cuales 50 mil se atienden directamente en el banco y los 15 mil restantes en las ONG. El 90% de sus clientes es mujer y el 45% de todos sus préstamos son de grupo solidario o de generación de ingresos en extrema pobreza. En el aérea de capacitación tienen programas, donde se les enseña un oficio.

Tienen también planes de pasantía y capacitación para otras empresas de finanzas. Cuentan con un centro de capacitación en La Vega, San Cristóbal y Sabana Perdida. A nivel nacional poseen 20 oficinas bancarias. Altagracia Geraldo, una mujer de 36 años y dos hijas, comenta que el contacto con Adopem lo hizo por recomendación de su amiga Doña Ana.

“Estoy agradecida de haber llegado hasta aquí”; hoy cuenta con un amplio historial de crédito en la institución bancaria. A la fecha ya ha requerido dos préstamos. Su primera solicitud fue de RD$50,000 con el cual instaló una pequeña cafetería en su casa. Pero Adopem sólo le prestó RD$20,000 del monto requerido. Esto no le impidió instalar su negocio. Dice que una de las faltas en el inicio de su pequeño negocio fue haber empleado a una muchacha que se haga cargo.

Al no ver los beneficios, decidió cerrar el negocio. Pero, como dice un dicho “los pobres pagan”, se las arregló para cumplir puntualmente con el pago del préstamo, vendiendo café y cigarrillos en el negocio de su consorte. Ella no se desalienta, vuelve Adopem en busca de un segundo préstamo, esta vez requirió RD$100,000, con el objetivo de comprar un camión para el negocio de periódicos viejos. Le prestaron RD$54,000, y arropó su aspiración hasta donde le alcanzó “la sábana”: adquirió un vehículo de carga más pequeño. A este negocio se ha integrado el hermano de Ramón Germosén (Chamón), y ampliado sus ventas hasta Cuba y Venezuela.

Exportan alrededor de 10 furgones al mes. Mercedes Canalda de Beras-Goico, vicepresidenta ejecutiva del Banco Adopem, explica que la ventaja de este programa es que las personas muy pobres que muchas veces no son apetecibles para la banca formal debido a que los montos son tan pequeños que se necesitan manejar economía de escala para que deje beneficios a la institución.

Benita Yoli Vásquez, de 41 años, y con una familia de nueve hijos, es una comerciante nata. Hace rifas. Vende sábanas, pantalones, productos Avon, productos para el cuidado del cabello y toda clase de bisutería, y pone inyecciones. “Hago de todo un chin”. Supo de la existencia de Adopem a través de su madre, Ercilia Vásquez, propietaria de un colmado. Lleva cuatro préstamos: de RD$1,500, de RD$3,300, de RD$6,000 y el último, de RD$12,000. Vásquez no tiene un negocio instalado, sino que en el contacto con sus vecinos, ella recoge “pedidos” de objetos que necesitan, y luego va a comprarlas a casas importadoras.

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