Sunday, September 09, 2007

Chinos en África: por una oportunidad

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Matías Zibell/ BBC Mundo, Cairo

Cuando se habla de la estrecha alianza económica entre China y África no se necesita ser economista para comprender el valor de las cifras que se barajan.

Si leemos que en la década del '90 el comercio entre el país en desarrollo más grande del mundo y el continente con más países en desarrollo creció el 700%, entendemos inmediatamente que se trata de un fenómeno digno de ser analizado.

Pero aunque China se ha convertido en los últimos años en el tercer socio comercial de África, detrás de Estados Unidos y la Unión Europea, el comercio entre mercaderes chinos y la costa oriental africana se remonta varios siglos atrás.

Allá por el siglo VII, cuando Europa no soñaba con unirse en una federación y América no figuraba en los mapas, los barcos chinos navegaban el Océano Índico en busca de beneficios económicos, esos que han movido más naves en la historia del mundo que todos los vientos juntos.

A nosotros ha llegado hoy el nombre de la Dinastía Tang (618-907 AD) que lanzó esas naves al agua, o el de Zhéng Hé, que en el siglo XIV bordeó esas costas con una flota de 250 barcos, pero por supuesto nada sabemos de los 25.000 mil chinos que remaban a las órdenes del gran almirante. Algo similar ocurre en la actualidad.

"No se ve en los grandes medios pero existe una increíble variedad de intereses y de perspectivas de los chinos que vienen aquí", dijo a BBC Mundo desde Lesotho Jennifer Brea, periodista independiente y autora del blog Africabeat que trabaja en Pekín y se encuentra actualmente en África estudiando el fenómeno de la presencia china en dicho continente.
"Las que atraen en el interés son las grandes empresas, pero existen pequeños comerciantes, mano de obra no calificada y yo incluso encontré granjeros del interior de China manejando su propia granja en Zambia".

Mano de obra propia

Cuando uno le pregunta a un comerciante o trabajador chino por qué vino, suele responder que 'en China hay mucha gente y en África no'. Debido al escaso nivel de desarrollo, casi todo es una oportunidad aquí.

Jennifer Brea, periodista independiente y autora del blog Africabeat

Una de las críticas que han caído sobre las empresas chinas es que muchas de ellas traen sus propios trabajadores al África. Estos obreros viven aislados en campamentos ubicados en las afueras de las ciudades.

Cuando utilizan su propia mano de obra, las empresas chinas no suelen contratar trabajadores africanos y esto no permite, por un lado, que haya mayor demanda laboral y evita, por el otro, un traspaso de conocimiento al personal local.

China ha dicho que la mayoría de la mano de obra africana no tiene especialización y que la nación asiática -por más superpotencia en ciernes que sea- también sufre problemas de desempleo.

Además, está el inconveniente de no hablar el mismo idioma y también la tragedia del SIDA, que ha mermado a África de muchos hombres en edad de trabajar.

Con varios países africanos, Pekín ha firmado acuerdos bilaterales de intercambio de estudiantes y el presidente Hu Jintao se ha comprometido a entrenar en el futuro 15.000 profesionales de este continente.

El caso paradigmático de esta colaboración es Tanzania, donde muchos de aquellos estudiantes que viajaron a China gracias a tratados firmados en 1962 y en 1992 trabajan hoy en las empresas chinas en este país de la costa oriental africana.

Similitudes con la emigración latina

"Cuando uno le pregunta a un comerciante o trabajador chino por qué vino, suele responder que 'en China hay mucha gente y en África no'. Debido al escaso nivel de desarrollo, casi todo es una oportunidad aquí", explicó Jennifer Brea desde el sur de África.

Aunque los sueldos que pagan las empresas chinas a su personal están por debajo de lo que pagan otras compañías internacionales en África, un obrero chino puede cobrar entre un 30 y un 400% más de lo que recibe en su país.

Brea contó a BBC Mundo que muchos de los chinos que ella entrevistó habían llegado a África gracias a programas del gobierno de Pekín o trabajando para grandes empresas estatales y luego se habían quedado aquí, cambiando incluso de país en más de una ocasión.

Como ocurren con los latinos en España o Estados Unidos, los que prosperaron y lograron fundar un negocio o instalar un comercio, llamaron a sus familiares para que se les unieran.

Manifestaciones anti-chinas

La presencia cada vez mayor de intereses y población china ha generado en ciertas ocasiones el rechazo de algunos sectores locales.

En Zambia, por ejemplo, el candidato a la presidencia en las elecciones de septiembre de 2006 Michael Sata prometió deshacerse de los indios, libaneses y chinos que le estaban robando los trabajos a la población del lugar.

"Sata tenía su base política en una región donde las empresas chinas controlaban gran parte de las minas. En una explosión ocurrida allí, 75 trabajadores de Zambia murieron", dijo a BBC Mundo desde Sudáfrica la investigadora del Centro de Estudios Chinos Lucy Corkin.

"El sentimiento anti-chino fue utilizado como un arma electoral pero este candidato no ganó las elecciones", agregó.

También en 2006, un coche bomba explotó cerca de una refinería de petróleo en el Delta nigeriano, cuyo objetivo era advertir al gobierno chino de no continuar expandiéndose en la región.

¿Pero qué opinan los trabajadores africanos del arribo de tantas compañías chinas? Para Jennifer Brea, en la gran mayoría de casos la población local sabe que el arribo de estas empresas ha creado empleos, el problema es que los africanos no se están beneficiando tanto como podrían.

La periodista considera que la población local no culpa tanto de este fenómeno a los extranjeros sino a su propio gobierno, por no exigir más, por no proteger los derechos laborales de su gente.

Temores compartidos

África comparte con América Latina la preocupación sobre el ingreso masivo de productos chinos, pero como señaló a BBC Mundo la investigadora Lucy Corkin, esto depende del país:

"En muchos países, con años de guerra civil, los productos chinos son bien recibidos porque no existe una industria local".

"En otros países, con industrias nacionales más desarrolladas, por ejemplo en Sudáfrica, ha existido más resistencia a estos productos porque los productores locales no pueden competir con estos precios".

Para Jennifer Brea, hay gente que festeja el poder comprar electrónicos y otros productos que jamás podrían haber adquirido de otra forma, pero existe temor de que los chinos produzcan las mercaderías locales.

Ya hay rumores circulando por el continente de que ciertos productos típicos indígenas no se hacen más en fábricas africanas, sino que se producen en masa en fábricas chinas.

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