Monday, September 10, 2007

Se duplica el comercio de ropa usada en el país

Servicios Gooogle/Listin Diario,Matutino Dominicano


Las pacas que tienen ropa de niños cuesta entre ocho mil y nueve mil pesos, mientras que las que contienen ropa de segunda categoría valen entre dos mil quinientos y tres mil pesos según la calidad.

SANTO DOMINGO.- La importación de ropa usada podría más que duplicarse este año, en comparación con el 2006, como lo indican los ingresos percibidos por este concepto en las aduanas dominicanas. De enero a julio del 2007, el país ha percibido US$5,517,048 como resultado de 3,472,746 kilogramos de ropa usada ingresada por la frontera dominico-haitiana y desde Estados Unidos.

El pasado año, la dirección de Aduanas recaudó US$7,075,719 producto del ingreso al territorio nacional de 3,600,031 kilogramos de ropa usada.

Comerciantes mayoristas y detallistas consultados por LISTÍN DIARIO refirieron que esta actividad va en franco crecimiento y aseguran que muchas personas prefieren este tipo de mercancía de “segunda mano” por las ventajas que representa tener ropa de marcas reconocidas a un precio módico, o por simplemente satisfacer una necesidad momentánea para lucir bien en algún evento y ponerse algo barato y “desechable”.

“Vengo aquí con frecuencia a comprarle ropa a toda mi familia porque es bien barato y uno resuelve el problema de vestir, pues con lo cara que se pone cada día la comida apenas alcanza para eso”, expresa Rita de Los Santos, una compradora de “las pulguitas” en la intersección de las avenidas Duarte y París.

Mario Domínguez, un distribuidor al por mayor de ropa usada con 16 años en el negocio en Villa Consuelo, asegura que compra las “pacas”, o paquetes de ropa usada, importada desde Miami y en la zonas francas autorizadas para venderlas.

También las adquiere en el mercado de las pulgas que funciona los domingos en el kilómetro 12 de la carretera Sánchez. Allí las traen comerciantes que las compran en la zona fronteriza con la República de Haití a vendedores organizados en asociaciones.

Señala que los dueños de tienda de ropa nueva les tienen campañas difamatorias para vincular a todos los que venden ropa usada al tráfico de drogas y armas ilegales.

“Las importadoras no han podido con el mercado de la ropa usada, porque esta ropa es mejor en calidad, mejor en precio”, dijo.

Dice que los precios de las pacas varían de acuerdo a la calidad de las mismas, que van desde 700 pesos hasta cinco y siete mil.

La piezas de ropa se venden al público desde diez pesos en adelante. Un pantalón jean puede costar entre 40 y 75 pesos, y una camisa o un suéter a 20 y 30 pesos.

Domínguez expresa que al comprar una paca de ropa se corre el riesgo de perder dinero en su venta porque dentro de ella pueden venir una o varias piezas rotas, con manchas y daños irreparables.

En Santo Domingo funciona el “agáchate” ubicado en el Mercado Nuevo de la avenida Duarte. En San Juan de la Maguana, la ropa usada se vende en el denominado “Sacúdelo”, mientras que en Jimaní se le llama “Compay” y en Dajabón funciona en el mercado “Binacional”.

En la frontera
En las Aduanas se cobran US$8.46 por kilogramo de ropa usada más un 20 por ciento y el 16% de Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS). Los precios de las pacas de tejidos usados en Haití varían de acuerdo con la calidad de la ropa y al tipo de paca, por ello una paca de que contiene ropas de niños cuesta ocho mil y nueve mil pesos, una paca de ropas normal de primera calidad cuesta cuatro mil y cinco mil pesos y la de segunda categoría cuesta dos mil quinientos y tres mil pesos, es decir de acuerdo a la calidad de la ropa.

En el año de 1997 las autoridades de la ciudad de Puerto Plata prohibieron la venta de ropas usadas en el mercado de esa localidad, por supuestas presiones de los dueños de tiendas de la zona, pero luego de ingentes esfuerzos de las autoridades, la iglesia y organizaciones de Dajabón se logra reestablecer la venta en el mercado de esta ciudad.

En el año 2002 las autoridades aduanales prohibieron el paso de mercancías por la aduana de Dajabón, con el argumento de que esos tejidos usados eran portadores de enfermedades.

Luego de una lucha encabezada por el sacerdote Regino Martínez y las mujeres de Asociación de Mujeres la Nueva Esperanza de Dajabón (ASOMUNEDA), que durante una semana impidieron que cruzaran mercancía por la aduana, se logró negociar con el Director de Aduanas de la época, Sánchez Baret, y se volvió a comercializar con los tejidos usados con ciertas condiciones.

En la actualidad, lo que para los años noventa eran donaciones para la vecina nación, ya se ha convertido en un negocio bastante lucrativo, hoy existen empresarios haitianos que compran este tipo de ropa en la ciudad Miami y que ya tienen sus almacenes en distintos pueblos de Haití para venderla.

ASOMUNEDA en la actualidad cuenta con 470 miembras activas, distribuidas en 14 grupos de formación, cinco grupos en Dajabón, otros están Villa los Almácigos, Partido, La Gorra, Loma de Cabrera, Santiago Rodríguez, Monte Cristi y Mao.

Desde hace algunos años, aduanas y las mujeres de ASOMUNEDA mantienen un acuerdo donde la primera le permite a la segunda que 52 mujeres de la Asociación pase diariamente a Haití y compren un total de 82 kilos de ropas equivalentes a dos pacas cada mujer, las que pueden pasar por aduana libre de impuestos, ya mas de esta cantidad tienen que pagar sus impuestos aduanales. Este acuerdo solo es válido para las mujeres de ASOMUNEDA.

LOS INICIOS
En el año 1986 llega a Haití proveniente de algunos países, entre ellos EE.UU. ayudas por la extrema carencia que vivían los haitianos, de diferentes productos entre estos las ropas usadas; mayormente las mujeres haitianas vieron esto como un medio de subsistencia para sus familias y comenzaron a pasar a vender las ropas usadas en Dajabón de forma ilegal.

En principio no existía pase por la aduana y si una persona era sorprendida pasando por el río con ese tipo de mercancía lo apresaban, por lo que se realizaba de manera oculta.

En los siguientes meses, algunas mujeres dominicanas que no tenían otra forma de sobrevivir, se propusieron también cruzar de manera ilegal la frontera.

Si intentaban pasar por un chequeo militar, los guardias les tumbaban las ropas y para estas mujeres poder seguir vendiendo tenían que hipotecar sus casas y otros bienes para seguir la compra y venta.

Después de tener pérdidas millonarias, espinas clavadas en los cuerpos de muchas mujeres y hombres, encontraban en las diferentes carreteras militares con deseos de saquear, maltratar y humillar sin piedad para conseguir las ropas y luego ellos o sus mujeres venderlas.

Es así como, muchas mujeres cansadas de perder casas y otros bienes, deciden unificarse, y el día 25 del mes de abril del año 1993, se reúnen 400 mujeres con la ayuda de algunos hombres con deseos de que se respetara el derecho de cada madre de familia de la línea noroeste.

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