Friday, February 16, 2007

Correa propone tribunal internacional arbitre deuda externa

Cristiano Morsolin
Rebelión

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La deuda externa ecuatoriana asciende a 16.800 millones de dólares, incluidas acreencias públicas y privadas. Para este año ha destinado unos 2.738 millones de dólares para el pago de la deuda (casi 1.000 millones menos que en el 2006), y aun así representa cerca del 30 por ciento de su presupuesto total.

El presidente ecuatoriano Rafael Correa presentó ante el Congreso, dominado por la oposición, el proyecto de presupuesto 2007, que recorta de modo significativo el monto destinado al pago de la deuda externa.

El tema de la deuda externa fue una de las principales banderas de lucha del economista Rafael Correa durante su campaña electoral, cuando denunció a los gobernantes de ese país de haberse ceñido a las políticas económicas neoliberales, en medio de actos de corrupción, subordinación económica y sometimiento a los intereses del sistema financiero internacional.

En su primer discurso tras jurar el cargo el presidente del Ecuador, Rafael Correa, consideró el pasado 15 de enero, que debería existir un tribunal internacional "imparcial" para revisar la deuda exterior de las naciones y determinar qué montos deben pagarse y cuáles han sido ya cubiertos.

Correa afirmó que "uno de los principales desafíos del Ecuador es vencer la cultura de endeudamiento" adquirida a través de los años y que ha llevado al país "a una situación de sobreendeudamiento altamente costosa".

El gobernante declaró que "con la nueva política de endeudamiento, el país deberá utilizar tanto ahorro interno cuanto sea posible, y solo endeudarse cuando sea estrictamente indispensable. Para ello, se redefinirá la política de endeudamiento con los organismos multilaterales y gobiernos, y los préstamos externos se usarán fundamentalmente para inversiones productivas que generen flujo de divisas para pagar los préstamos, mientras que los proyectos sociales se financiarían con recursos propios.

Sin embargo, no habrá solución integral al problema de la deuda mientras no haya reformas a la arquitectura financiera internacional, por lo que es necesario una acción concertada de los países deudores para redefinir el criterio de sustentabilidad del servicio de la deuda, determinar la deuda externa ilegítima, así como promover la creación de un Tribunal Internacional de Arbitraje de Deuda Soberana.

Desde un punto netamente financiero, la sustentabilidad del servicio de la deuda significa todo lo que un país pueda pagar sin comprometer flujos financieros futuros, independientemente de los niveles de bienestar al que someta a su población.

Un criterio de sustentabilidad adecuadamente definido debe considerar implicaciones de bienestar, como por ejemplo, el servicio de deuda que permita a los países endeudados alcanzar las Metas del Milenio. Por otro lado, existe deuda externa ilegítima, adquirida en situaciones dudosas, que no se utilizó para los fines para los que fue contratada, o que ya ha sido pagada varias veces. Luego de definir adecuadamente el criterio de sustentabilidad y lo que es deuda ilegítima, un Tribunal Internacional, imparcial y transparente, debería decidir la deuda a pagar, la capacidad de pago y modo de pago de los países endeudados.

Cabe indicar que en estos momentos, no existe dicho tercero imparcial y los países endeudados tienen que acudir al FMI, es decir, al representante de los acreedores.

Por otro lado, mientras los países latinoamericanos deben y transfieren ingentes cantidades de recursos al primer mundo, lo cual impide su desarrollo, al mismo tiempo, los países de la cuenca amazónica constituyen el pulmón del planeta, pulmón sin el cual la vida en la tierra se extinguiría. Sin embargo, por ser el aire puro un bien de libre acceso, nuestros países no reciben la justa compensación por el servicio que generan.

Con dichos fondos, se podría pagar a los acreedores de los países endeudados generadores de medio ambiente, sin comprometer el desarrollo de estos últimos, dentro de una lógica no de caridad, sino de estricta justicia.

Disminuir dependencia y vulnerabilidad a través de la integración regional: El Banco del SUR. Por otro lado, los países latinoamericanos ni siquiera necesitarían de una condonación de deuda, sino de una adecuada reestructuración y financiamiento de la misma. De hecho, en el caso de Ecuador, la transferencia neta con los organismos internacionales es negativa, es decir, en general es más lo que paga que lo que recibe de estos organismos.

Es claro que no se puede hablar de ayuda para el desarrollo mientras esta situación continúe. Con la nueva política económica, Ecuador comenzará a independizarse de los organismos internacionales representantes de paradigmas e intereses extranjeros, más aún cuando los créditos multilaterales y el financiamiento en general, son las nuevas formas de subordinar a nuestros países. Por otro lado, al mismo tiempo que los países latinoamericanos buscan financiamiento, la región tiene centenas de miles de millones de dólares en reservas invertidos en el primer mundo, lo cual constituye un verdadero absurdo.

Por ello, el traer esas reservas a la región, juntarlas y administrarlas adecuadamente en un Banco del SUR, es decir, el inicio de una gran integración financiera, más que un imperativo económico, constituye un imperativo del sentido común y de soberanía".(www.rafaelcorrea.com ).

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