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Los Estados Unidos creen haber encontrado la panacea universal con los nuevos biocombustibles. Es irónico que no hayan sido los problemas ambientales ni el compromiso de Kyoto, sino razones políticas y económicas, lo que ha llevado al coloso del norte a optar por formas de combustible no contaminantes,.
George W Bush ha retomado una propuesta hecha hace noventa años Henry Ford quien había diseñado sus modelos T para el uso del etanol, como alternativa al petróleo por si “algún día se acabara y el precio llegara a ser muy alto”.
El uso del etanol es parte de una propuesta del presidente norteamericano que pretende hacerse menos dependiente del petróleo foráneo y diversificar las fuentes de combustible, y que también incluye el uso más eficiente de la energía con motores más limpios. Entre sus detractores se argumenta que si bien la producción de combustibles renovales estimulará la agricultura, se producirán aumentos en los precios de los cereales, que además son elementos fundamentales para la cría de animales.
Como es bien sabido Brasil y EE.UU. son los más grandes productores del mundo de etanol (80%) y los norteamericanos quieren llegar a acuerdos que permitan utilizar y promover esta fuente alterna de energía, para lo cual cooperarían en áreas de investigación, y en la creación conjunta de redes de distribución. Seguramente el tema de las restricciones que tiene EE.UU. al etanol brasileño será punto de agenda.
Es más, al igual que con la ” revolución verde” de los años sesenta- más kilos de maíz por hectárea-, los norteamericanos están vendiendo la idea de que los países latinoamericanos podrían incorporarse a la producción de ese rublo, para suplir al norte, con la ventaja adicional de que producción de etanol en la región impulsaría la agricultura y podría sacar millones de latinoamericanos de la pobreza. Para esto piensan no sólo hacer serias inversiones sino fomentar la participación del BID y otras instituciones multilaterales.
Sin embargo, hay un componente muy importante de esta política y es la clara intención de disminuir la dependencia e influencia de Venezuela en todo el continente. De salir bien los planes para la próxima década el consumo de gasolina en el norte habría bajado en aproximadamente un 20%, Lo que aunado a la incorporación del petróleo de Alaska podría dejar a Venezuela fuera del mercado norteamericano, mientras que los otros países latinoamericanos serian incorporados al mercado energético ..
Ya en la visita que se están desarrollando, como preámbulo de la gira que hará el Sr. Bush por Latinoamérica, el tema ha sido tratado. Nicholas Burns, afirmó que la sociedad entre su país y Brasil para la producción de etanol servirá para reducir la dependencia de Estados Unidos de Irán y Venezuela. Además está el interés de buscar crear un mercado global para el etanol, en el cual sólo la demanda norteamericana sería de 35 millardos de litros al año en la próxima década.
Lo interesante de la propuesta es que los gringos quieren matar no dos sino varios pájaros de un tiro. En el Norte la producción y consumo de etanol mejoraría el medio ambiente, expandiría la agricultura y haría a ese país menos dependiente del petróleo importado- léase venezolano. En Latinoamérica, se expandiría la producción agrícola, lo que produciría más divisas y crearía empleo en el campo, disminuyendo la pobreza.
Por otro lado, debilitaría la posición de Venezuela tanto, frente al “imperio”, porque el consumo gringo podría ser cubierto endógenamente (Alaska) y en menor medida por el etanol, como en la región ya que los norteamericanos ahora son capaces de presentar una alternativa productiva independiente a los países del sur que quieran incorporarse al mercado global de los biocombustibles. Esto lavaría la imagen del Norte y brindaría elementos de articulación con el Sur, dejando afuera a una Venezuela que quiere competir políticamente con el Tío Sam, quien ahora tendría un proyecto económico, comercial y financiero suficientemente atrayente para disputar la chequera chavista, en especial desde una perspectiva de mediano y largo plazo lo que sin duda debilitaría el carácter internacional de la revolución bolivariana .
Con precios tan altos, la búsqueda y puesta en operación de fuentes alternas de energía, la importancia del petróleo se irá desvaneciendo, sin que sin que se agote. Como dijo el Jeque Yamani, “ La edad de piedra no se acabó porque se acabasen las piedras”. Sin embrago todavía esta por verse si esto no sería como la famosa ”revolución verde” que nunca maduró.
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