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Llegué a Nueva York el día que se conoce en Estados Unidos como el "viernes negro".
Esta expresión puede malinterpretarse. No se trata de una mala jornada en Wall Street. Es el término utilizado por los comerciantes de EE.UU. para describir el día después del Día de Acción de Gracias, y se considera la jornada oficial de inicio de la temporada de compras navideñas.
Es una tradición. Me dejó sorprendido que las tiendas abriesen a las 5 de la mañana, e incluso algunas el mismo Día de Acción de Gracias.
En "viernes negro" las tiendas están llenas de compradores y se habla mucho de las grandes ofertas.
Pero la pregunta que muchos se hacen es si esta temporada de compras navideñas será realmente negra para los comerciantes.
¿Es posible que tengan grandes ventas en la situación de debilidad en la que se encuentra la economía estadounidense?
Preocupación mundial
Ésta es una cuestión que debe preocupar al mundo entero.
Durante mucho tiempo, nuestro crecimiento económico ha dependido de los consumidores estadounidenses, que son los que más gastan.
Ellos han mantenido a Europa fuera de la recesión, han permitido que China se industrialice y han evitado una deflación global.
Pero al mismo tiempo, no se han preocupado de su propio futuro.
El nivel de ahorro en EE.UU. (la proporción de la renta de las familias que no es consumida) ha ido cayendo desde el inicio de los años 80.
Según los datos más recientes el ahorro en EE.UU. es negativo. Significa que están "manejando sin combustible", como les gusta decir a ellos.
No pueden seguir adelante y parece que este año será en el que ocurrirá el gran cambio.
¿Porqué ahora? Es muy simple. Durante la última década los americanos han visto crecer su riqueza sin tener que ahorrar. Primero, la cotización de las acciones subió, y cuando dejó de hacerlo en el año 2000, los precios de sus casas empezaron a aumentar.
Ello le dio a la gente una sensación de bienestar que parcecía justificar el ahorrar menos.
Pero ahora, con el declive del mercado inmobiliario, la gente tendrá que ahorrar si quieren llegar a tener una pensión. No podrán sentarse y esperar a que la pensión salga de la nada.
Tres posibilidades
Así que la cuestión para los comercios en EE.UU. y para los fabricantes de todo el mundo es el tamaño y la rapidez del ajuste en el nivel de ahorro de los estadounidenses.
Aquí tenemos tres posibilidades:
¿Elevarán los estadounidenses su ahorro hasta alcanzar niveles positivos?
Ello supondría un ajuste para el resto del mundo ya que el crecimiento del gasto a nivel mundial ha sido impulsado en los últimos años por la reducción del ahorro de los consumidores en EE.UU.
¿Irán aumentando su ahorro poco a poco hasta alcanzar niveles históricos normales, entorno al 5% o 10% de sus ingresos?
Ello representaría un gran ajuste para la economía mundial. Hay que recordar que EE.UU. representa el 25% del gasto mundial y el gasto de los consumidores estadounidenses supone el 20% de la demanda mundial.
Si ahorrasen un 5% más supondría una reducción del 1% en la demanda global.
Una tercera opción menos atractiva para el mundo es que los estadounidenses decidan compensar lo perdido.
Pueden ver como los precios de sus casas caen y pensar "no solo no me estoy haciendo más rico, sino que cada vez soy más pobre".
En ese caso, en lugar de aumentar el ahorro hasta alcanzar niveles normales entorno al 5% o 10% de su renta, pueden decidir intentar recuperar lo perdido y aumentar su ahorro hasta el 10% o 15%, al menos durante unos pocos años.
No sabemos cuál de los tres caminos seguirá la economía, pero esta temporada de compras nos dará buenas pistas.
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