Alain Galibert, Bolságora
-De elEconomista, Es.
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New York.-El desplome bursátil nos muestra hasta que punto nuestra cultura financiera está a miles de kilómetros del propio mercado. Basta echarle un vistazo a las portadas de la prensa salmón de los últimos días para darse cuenta de que los siemprealcistas siguen al mando del microcosmo de los analistas. ¡Pero no sufra y olvídese de la corrección! La bolsa no debería tardar mucho en recuperar la senda alcista.
Ojalá no se equivoquen los optimistas pero dudamos de que el clamor alcista constituya un apoyo serio para cualquier inversor cuya cartera representa algo más que un fondo de pensiones a 30 años. Conviene reiterar que hay veces en las que la bolsa no tolera la pereza intelectual.
En Bolságora, no sabemos si la corrección se quedará en eso, es decir en un simple ajuste por exceso de compra, o si se está gestando algo más serio. Pero sí que sabemos un par de cosas que no nos cansaremos de repetir: la primera es que los cambios de tendencia siempre empiezan por una corrección y que la línea roja que separa una consolidación de un paseo bajista siempre es muy delgada a priori. Mala suerte para los inversores demasiado confiados, un desplome como el abierto la semana pasada puede ser un simple toque de atenció, o algo más. Por usar un símil sísmico, puede suceder que la tierra vibre y luego se calle o que vibre para luego fracturarse.
También sabemos que algunos de los efectos colaterales de las caídas de la semana pasada y baja de los rendimientos de los bonos, apreciación del yen, subida abrupta de la volatilidad, dibujan un entorno financiero no muy diferente de aquél de mayo de 2006. Y este antecedente indica que el detonante de la caída de las bolsas tiene hasta ahora poco que ver con las empresas y mucho con los propios mercados. Estamos pagando otra vez el efecto devastador de un apalancamiento global demasiado importante a la hora de corregirlo sin consecuencia nefasta sobre los precios del mercado global. ¿Quién sabe hasta qué punto los precios del Ibex dependen de las bolsas de Shangai o de Sao Paolo o de las decisiones de un hedge fund basado en San Francisco? Todavía hace falta mentalizarse sobre las consecuencias de la globalización.
Ahora bien, la amenaza, si es que existe, no está en la situación de los activos más arriesgados sino en el propio núcleo duro del mercado global. En efecto, al contrario de 2006, la corrección interviene en una zona crucial para la continuidad alcista y después de una lucha tremenda para intentar romper las resistencias en Europa o en Wall Street. No es casual y esto permite afirmar que algo se ha roto en la tendencia de trading, más allá de un posible rebote a corto plazo. ¿Para cuánto tiempo? No lo sabemos pero sí es seguro que sobran causas para que escasee la gasolina en los mercados durante más de un par de semanas. Nos referimos por ejemplo a los beneficios en final de ciclo, al agotamiento de primas especulativas, a las primeras presiones sobre los márgenes operativos de las empresas o a la posible decepción sobre el crecimiento americano
Hace dos meses, nuestro viejo amigo Mister X preveía un agotamiento del ciclo bursátil abierto en 2003 justo antes del verano. La euforia de los mercados y las primeras fisuras en el consenso sobre el yen parecen haberse puesto de acuerdo para adelantar su previsión poco optimista.
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