Ainhoa Giménez, Bolságora
-De elEconomista, Es.
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New York.-La guerra abierta entre el actual presidente de la Fed y el anterior, entre Bernanke y Greenspan, a la que muchos achacan el batacazo bursátil de esta semana, se recrudeció ayer. Greenspan no volvió a hablar ni falta que hizo: la fuerte revisión a la baja del PIB del cuarto trimestre lo hizo por él. Bernanke sí habló y trató de calmar los ánimos insistiendo en su 'mundo ideal'.
De momento, consiguió su objetivo y Wall Street rebotó. Veremos lo que dura.
Como recordarán, uno de los detonantes del tortazo fue la previsión de Greenspan de una recesión en EEUU este año. En los últimos días, infinidad de analistas han tratado de quitar hierro a sus palabras asegurando que lo de la recesión es una "posibilidad". Como les contamos aquí el martes, la palabra posibilidad no debe aplicarse a la recesión, sino a 2007. Porque Greenspan dejó claro que no se puede crecer eternamente, que el ciclo actual está en la fase descendente y que, si no es este año, la recesión llegará en 2008.
El dato de PIB de ayer apuntó claramente en esa dirección. Aunque las cifras finales de crecimiento suelen diferir de las estimaciones iniciales, pocas veces suele haber tanta distancia como ayer: del 3,5% al 2,2%, por debajo de las previsiones del 2,5% de los economistas.
Los mismos de la "posibilidad" se apresuraban ayer a destacar que la revisión obedece a unos menores inventarios y a unas mayores importaciones, señal esta última de la fortaleza del consumo. Se 'olvidan' de que la reducción de los inventarios obedece a todo lo contrario: a una menor demanda, que forzó a las empresas a dejar de acumular existencias.
En todo caso, parece confirmado que el ciclo está en fase descendente. Y además, el peligro del contagio del crash inmobiliario al consumo cada vez es más claro: el propio dato del PIB recogió que la inversión residencial se desplomó el 19,1% en el cuarto trimestre, y ayer también se publicó que las ventas de casas nuevas cayeron el 16,6% en enero, con una nueva caída de los precios. Por cierto, Greenspan también dijo que el mercado inmobiliario todavía no ha pasado factura a la economía, no que no vaya a pasarla como dicen los optimistas profesionales.
En medio de este chaparrón, Bernanke se plantó ayer en el Congreso de EEUU y defendió su escenario de moderado crecimiento sin tensiones inflacionistas (en esto le ayudó el PIB, cuyo índice de precios cayó al 1,9% en tasa subyacente). Aseguró que ni los datos económicos ni el batacazo del mercado han alterado su visión, e incluso sugirió la posibilidad de un fortalecimiento de la economía a mediados de año.
Es posible que tenga razón; al fin y al cabo, si alguien tiene los medios para hacer realidad ese escenario, es él. Y así lo creyó Wall Street con su rebote. Pero si el deterioro de las cifras continúa, es posible que Bernanke tenga que utilizar esos medios mucho antes de lo que pretendía. Es decir, que tenga que bajar los tipos pronto.
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